Los tres impostores (Versión final)
Arthur Machen


Arthur Machen (1860-1947) escribe esta excelente obra de terror, donde un ingenioso encadenamiento de episodios perfectamente trabados, llenos de sorprendentes hallazgos que causan una gran intriga. En el marco de un Londres propicio a todos los azares , los hilos del relato van formando una complicada trama cuyo desenlace viene a cerrar el círculo abierto al comienzo de la narración.

Prólogo

El Sr. Davies , Richmond y Helen dejan la tétrica casa abandonada con atmosfera de tumba abierta, al fin han logrado apoderarse del caballero de los anteojos ¿deberían cerrar o no la puerta antes de partir de la vieja casa? Tal vez alguien quisiera hacerle compañía, había concluido la aventura, finalmente la farsa había terminado. A Lipsius le hubiera gustado quedarse. Al parecer el caballero de anteojos escondió el Tiberio de oro, no lo llevaba consigo. Más tarde otros hombres que pasaban por allí, Dyson y Phillips divisaron la casa desde afuera y pensaron que sería buena idea entrar.

La aventura del Tiberio de oro

La relación entre el Sr. Dyson y el Sr. Charles Phillips se dio por uno de esos azares de cada día que se dan en las calles de Londres. Dyson contó a Phillips una extraña situación en un callejón cercano, un hombre venía corriendo desesperadamente y al pasar cerca de él se le cayó algo, lo cual Dyson tomó y tras sentir que alguien más venía corriendo, se apresuró a esconderse, observó un hombre que corría con un cuchillo muy afilado detrás de aquel otro hombre. Dyson mostró el objeto a Phillips, era una moneda, un tiberio de oro , una moneda muy antigua. Era para Dyson una suerte que nadie lo hubiera visto, seguramente aquel endemoniado hombre del cuchillo iba en busca del Tiberio de oro.

El encuentro en la calle

Dyson caminaba por las calles de Londres, de repente un hombre se lanza sobre el como un tigre sobre su presa, y pregunta, ¿el joven que salió de esa panadería y abordó el Cabriolet , tenía bigotes finos y usaba anteojos?, el hombre se disculpó por su descortesía y contó a Dyson el porqué de su comportamiento, su nombre era Wilkins. Él viajó con el Sr. Smith quien lo contrató como secretario , partieron para Nueva York, para de ahí llegar a su destino final el pueblo de Blue Rock Park, la gente allí se comportaba de forma extraña, se decía que el Sr. Smith era el jefe de una organización de malhechores que asesinaban a la gente del pueblo , la población tomó a Wilkins confundiéndolo con Smith para hacer justicia y lo ataron a un árbol para quemarlo vivo, Wilkins se desmayó, y al despertar habló con el sheriff de la zona, quien lo había salvado. Regresó a Londres, pero Smith había escapado de aquel lugar y el solo hecho de pensar que él estuviera en Londres , estremecía a Wilkins , al parecer aquel joven de finos bigotes y anteojos que subió al Cabriolet era Smith.

Aventura del hermano desaparecido

El Sr Phillips se sentó en una banca de la plaza Leicester junto a una mujer que lloraba porque su hermano había desaparecido. Su hermano era un hombre de bigotes finos y anteojos. Ellos se encontraban siempre a la misma hora en ese banco de la plaza y esta vez no llegó a tiempo, después de unas horas lo vio cruzar la plaza, otra persona lo llevaba por el brazo, pero era alguien que no tenía rasgos ni alguna expresión particular y su mano era esquelética. Su hermano pasó sin mirarla, llevado por aquel hombre de aspecto tan extraño. Phillips estaba incrédulo ante semejante historia, la mujer necesitaba que encontrase a su hermano.

Incidente en una taberna

Dyson conoció a Burton en una taberna, él era agente de curiosidades y objetos preciosos y buscaba a un hombre que había ultrajado su confianza. Burton había tenido noticias de una piedra antigua de mucho valor en Italia en manos de gente ignorante que desconocía su valor, e hizo un plan junto con su asistente William Robbins para quitarle de las manos a aquella gente la piedra, era toda un estafa, consiguió la piedra pero Robbins, quien había sido el que obtuvo la piedra, había desaparecido y Burton no lo volvería a ver jamás. Robbins era un joven de finos bigotes y anteojos.

La imaginación decorativa

Burton contó a Dyson una historia acerca de un coleccionista que conoció; el Sr Mathias era un coleccionista de máquinas de tortura, en un ocasión Mathias le enseñó su colección donde algo horrendo ocurrió, Mathias acababa de recibir desde Alemania una máquina de tortura llamada la Doncella de Hierro, era un estatua de bronce de una mujer que cerraba sus brazos estrangulando a la víctima, Mathias al manipularla incurrió en el error y fue atrapado por la máquina, estrangulándolo y Burton no pudo hacer mas que observar .Durante varias semanas Burton deleitó a Dyson con sus conversaciones llenas de anécdotas . Por último, Burton se desapareció como llegó y consiguió llevarse un ejemplar de anatomía de Dyson. Habida cuenta de este ataque al derecho de propiedad Dyson llegó a la conclusión de que sus historias eran simples fábulas y que la Doncella de Hierro solo existía en el ámbito de una imaginación decorativa.


El recluso de Bayswater

Dyson visitaba a menudo a su amigo Edgar Russell quien vivía alquilado en un segundo piso de una posada, allí había llegado últimamente una joven, a una habitación del piso uno. En una visita de Dyson, la mujer le pidió ayuda a y él asistió a su habitación, ella contó una triste historia acerca de su hermano Francis. Él era un hombre de mucho estudio, y ella trataba en vano de que se tomara un descanso y dejara los libros , recurrió al Dr. Haberden quien le recetó un fármaco, el cual obtuvieron en la botica más próxima, era un polvo blanco. Francis empezó a tomar el fármaco, resultó de maravilla, se había convertido en un hombre feliz , había pasado días apartado de los libros y disfrutando la vida, pero luego recayó de nuevo en sus exhaustivos estudios, fue apartándose y empezó a convertirse en un ser extraño, al final no eran más que un ser negro viscoso. Ahora un detective de anteojos y finos bigotes buscaba a la mujer acusándola de asesinar a su hermano.

Extraño suceso en Clerkenwell

Dyson se encontraba en una taberna cuando reconoció al hombre de finos bigotes y anteojos, repentinamente apareció su ex amigo Burton quien tomó del brazo a este hombre , el hombre dijo – “Sr. Davies por amor de Dios, tenga piedad de mi”, y se retiraron. Dyson entendió la astuta conspiración con la que el se había cruzado, toda esa gente buscando a un hombre, tantas historias , el hombre de anteojos había dejado caer un pequeña libreta, Dyson la tomó y leyó la historia del hombre de anteojos. Su nombre era Joseph Walters , y conoció al Sr. Lipsius en la universidad, este lo involucró con un grupo de comerciantes de antigüedades , quienes le asignaron un trabajo , debía engañar a un hombre llamado Headley quien traería un tiberio de oro a un amigo a Londres ,aprovechándose de que el hombre no conocía Londres, su tarea era engañarlo y llevarlo hasta la casa de Lipsius , lo cual hizo exitosamente. Walters, posteriormente, regresó para saber cómo terminó la situación, Lipsius le mostró el Tiberio de oro que había obtenido, ahora estaba en sus manos, pero ¿que había sucedido con Headley? Lipsius lo había metido en un sarcófago egipcio, al ver esto Dyson huyó del lugar y se había llevado consigo el Tiberio de oro y ahora estaba en un gran peligro. Walters se ocultó durante un tiempo en su refugio, sabía que los hombres de Lipsius estarían acechándolo. Dyson tenía en su poder el Tiberio de oro, no sabia en el peligro en que se encontraba.

Aventura de la residencia abandonada

Dyson había convencido a Phillips de que lo acompañara en una de esas largas caminatas sin rumbo por Londres , se toparon con una casa tétrica y abandonada, la puerta estaba abierta , la casa parecía estar en un cementerio, ser un tumba abierta, adentro Dyson escuchó algo en el segundo piso, como un murmullo, un quejido, un sonido triste, subieron y fueron percibiendo un olor nauseabundo. Ambos entraron a una habitación y observaron a un hombre en el piso, clavado por su extremidades, mutilado, quemado con fierros y la carne se seguía consumiendo, el hombre estaba muerto, pero exhalaba aún el humo de su tormento, era el joven de los anteojos.